Noticias | 30/09/2015 Una grúa sobre orugas LR 1600/2 hace “volar” un Airbus A-300

Un colgante inteligente: La combinación entre travesaños y riostras pudo adaptar su inclinación al punto de gravedad en cada momento mediante un montacargas por cadena.

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Con una espectacular elevación por encima de la valla del aeropuerto de Colonia-Bonn terminó el tiempo en servicio activo del avión para vuelos parabólicos “Zero-G”. Los expertos para cargas pesadas de Riga Mainz elevaron el Airbus A-300 con un peso de 82 toneladas en la zona de estacionamiento de aviones con una grúa sobre orugas de Liebherr del tipo LR 1600/2 y una inteligente combinación de medios de anclaje. El avión estará accesible al público como pieza de museo. Tanto los requerimientos para el empleo de la grúa en el aeropuerto – por ejemplo, una altura limitada de la grúa – así como los requisitos para el anclaje de la carga sensible fueron muy altos. Solamente tres puntos en el avión mostraron la capacidad de carga necesaria para esta operación: ambos trenes de aterrizaje, así como una zona en el casco delantero del Airbus.

Los anclajes con un peso total de 19 toneladas se compusieron entre otros de dos travesaños y tres riostras para abrir la carga desarrolladas por Riga Mainz. Mediante un montacargas por cadena controlado por telemando se pudo posicionar el gancho de la grúa bajo carga siempre exactamente por encima del centro de gravedad total. De esta manera fue posible ajustar la inclinación deseada del avión en referencia a la horizontal, para no generar una fuerza ascensional en la parte delantera con el viento y el flujo de aire. Con esta solución se realizó una demanda importante del cliente. El Airbus con una longitud de 54 metros osciló y giró con una lentitud casi imperceptible a su posición final. La LR 1600/2 se trasladó con su carga curiosa aproximadamente 20 metros sobre un lecho de balasto preparado con este fin.

El subsiguiente posicionamiento del futuro avión de museo en los tres puntos del fundamento se convirtió en un procedimiento de larga duración. Hubo que realizar pequeñas correcciones en la construcción antes de que el operador de la grúa, Markus Knabe, pudo colocar su carga extraordinaria con absoluta exactitud. El jefe del aeropuerto, Michael Garvens, alabó el empleo excepcional después de su terminación: “Un trabajo de precisión absoluta y un estupendo resultado.”