Grúas móviles y sobre cadenas

5 minutos - revista 01 | 2025

Por qué no aprendes a ser peluquera?

Una generación de “titanas” está creciendo en nuestro departamento de construcción metálica.

Por primera vez, una trabajadora metalúrgica cualificada asume el papel de mentora de formación y transmite sus conocimientos a la siguiente aprendiz: Sina, de 16 años, es aprendiz de herrería. Las mujeres son escasas en esta profesión, pero los equipos mixtos se benefician de enfoques diferentes y nuevas perspectivas. En última instancia, esto también hace avanzar al sector de la construcción metálica.

Izq. a dcha.: Chantal Degen, Sina Scheuten, Anna Schenzle, Reinhold Windauer

“Tenemos que cambiar la mentalidad de que se trata de una competencia entre hombres y mujeres”, afirma Reinhold Windauer, jefe de producción de construcción metálica. “Una mujer en una profesión del metal no tiene que demostrar su valía más que un hombre. Los requisitos físicos pueden diferir, pero puedo cubrir todos los puestos, independientemente del área, con hombres y mujeres. Porque todos aportan habilidades importantes que nos ayudan a avanzar juntos”.

Windauer lleva 45 años ejerciendo su profesión. Se formó como montador de maquinaria en 1979. Para la última década de su carrera profesional, siempre quiso contar con una herrera en el equipo y transmitirle todos sus conocimientos. Este deseo se cumple ahora dos veces.

Punteras de acero en lugar de tacones

La mentora de la formación, Chantal Degen, grapa adaptadores para plumines de celosía que colgarán a 170 metros de altura. Cada paso de trabajo es muy complejo: requiere mucha destreza y movimientos sútiles. “Cuanto más pequeños y finos son los tubos metálicos, más difícil es soldarlos y reconocer una buena costura”, dice la oficial. Los tubos más finos tienen un grosor de 2,9 milímetros; por debajo de 8 milímetros no es posible utilizar ultrasonidos para comprobar los cordones de soldadura. Por tanto, la calidad de producción de los cordones de soldadura debe ser perfecta desde el primer momento.

Lo que Chantal solda en este paso de trabajo son las llamadas costuras ocultas. Los supervisores de soldadura deben poder confiar en su trabajo, pues Chantal instalará una tubería encima en el siguiente paso. El control de calidad verifica si los cordones de soldadura de Chantal cumplen los requisitos más exigentes. La inspectora técnica Anna Schenzle es una de las responsables. Tiene formación administrativa, pero hace tres años que cambió los tacones por las punteras de acero, como ella misma dice. En la construcción metálica se siente como en casa: por las mañanas comprueba los cordones de soldadura en producción y por las tardes crea los protocolos necesarios en el ordenador. “Me gusta el ambiente de trabajo que hay en el departamento. Claro, hay que saber repartir un poco. Pero mis compañeros son abiertos, honestos y directos; eso es muy importante para mí”.

Ya sea hombre o mujer: es solo el enfoque lo que hace la diferencia en el trabajo. Aparte de eso, somos equivalentes

Chantal Degen

Por amor al metal

“Para garantizar la próxima generación de especialistas en herrería, cada año cubrimos doce puestos de aprendiz”, dice Windauer. El programa de formación dura tres años y medio. Sina Scheuten, aprendiz de segundo año, eligió esta profesión a los 15 años. Su madre, de hecho, se formó en metalurgia. A menudo le hablaba a Sina de su trabajo y le enseñaba fotos. “Desde la escuela primaria ya me interesaba mucho el trabajo en el sector del metal, así que hice unas prácticas en Liebherr. Y me gustó tanto que ahora estoy cursando aquí mi programa de aprendizaje”, dice Sina. Muchas personas le han preguntado por qué no aprendía una profesión “para mujeres” y a algunos hombres aún les cuesta confiar en la próxima generación de mujeres. Para Sina no hay debate. Al igual que para Chantal: “me da igual que mis colegas sean hombres o mujeres, que diferenciemos lingüísticamente entre herreros y herreras. El trabajo es el mismo. El resultado es el mismo. Y aquí nos tratan a todos por igual”, explica Chantal.

Sin duda, hay situaciones en las que Sina y su mentora de formación, Chantal, no pueden trabajar del mismo modo que sus colegas masculinos. “Pero eso no es un problema: lo compensamos. Donde a los hombres les resulta más fácil levantar objetos pesados, por ejemplo, nosotras utilizamos la ley de la palanca”, explica Chantal y añade Sina: “Chantal puede dar buenos consejos y trucos. Simplemente veo cómo funciona y luego sopeso si es más fácil su enfoque o el de mis colegas masculinos. Entonces elijo siempre la solución que más me conviene”.

En dos turnos, un total de 56 personas del área de Windauer realizan trabajos de grapado, soldadura y enlucido de plataformas giratorias, plumas de celosía y subestructuras. El espectro de edades es amplio y existe una cantidad increíble de conocimientos que es necesario transmitir. Windauer está orgulloso de su equipo: “en un momento en que la pericia y la artesanía tienen un gran valor, Chantal demuestra lo importante que es transmitir estos conocimientos. Evidencia que se pueden conseguir grandes cosas con compromiso y dedicación”.

Este artículo fue publicado en la revista UpLoad 01 | 2025.

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