Noticias | 18/01/2016 Grúas sobre orugas de Liebherr elevan un total de 10.000 toneladas de contrapesos de hormigón

Uno de los monumentos industriales más atractivos de Alemania funciona fiablemente desde hace más de 80 años: el elevador de barcos en Niederfinow en el canal Oder-Havel. En esta vía navegable que conecta Berlín con Stettin en Polonia ayuda al tráfico de buques a superar un desnivel de 36 metros. El elevador vertical transporta buques de carga con una longitud hasta los 80 metros en un enorme recipiente de agua que se cierra como una esclusa. No obstante, este impresionante producto de ingeniería alemana resultó demasiado pequeño en las últimas décadas. Buques fluviales más largos y buques de contenedores con superestructuras más altas no entraron en el recipiente, convoyes tuvieron que entrar por separado. Por esta razón, se está construyendo hace siete años directamente al lado un elevador más potente para buques de carga. Dos grúas sobre orugas LR 1600/2 equiparon al nuevo elevador con bloques de hormigón con un peso total de aproximadamente 10.000 toneladas en los últimos meses. En el futuro servirán como contrapesos para el recipiente de agua y los buques. Las grúas necesitaron narices de pluma especialmente largas con una gran capacidad de carga para montar los contrapesos en la obra.

La nariz de pluma estándar para esta grúa sobre orugas de Liebherr tiene una carga útil de 36 toneladas y mide dos metros. No obstante, el cliente, el especialista neerlandés para grúas y transportes Sarens, consultó una nariz de pluma con una longitud de cinco metros y una carga útil de 104 toneladas para este proyecto. Los ingenieros de la fábrica de grúas en Ehigen la suministraron. Solamente con este adaptador acodado, las grúas pudieron girar su mástil en celosía por debajo de un borde perturbante del edificio y bajar la garrucha de gancho desde arriba atravesando las armaduras para los contrapesos. En cada elevación, dos bloques de contrapeso con un peso total de 89 toneladas se colocaron en una altura de casi 40 metros en las armaduras premontadas y a continuación se colgaron en los gruesos cables de acero del elevador. Las armaduras recogen más tarde todos los contrapesos de cada división y sirven como dispositivo de seguridad. En el caso de una rotura del cable, el bloque de hormigón suelto sería sujetado por los cables de los demás contrapesos.

Las dos grúas sobre orugas empleadas y los equipos de montaje trabajaron en ambos lados del nuevo elevador siempre en la misma altura. Por razones de estática hizo falta un montaje casi sincrónico de los contrapesos. No se pudo exponer al recipiente de los buques que tiene que aguantar enormes fuerzas de tiro a través de los cables de acero durante mucho tiempo a cargas unilaterales. Mientras tanto, se acumularon miles de sacos de arena en el interior del recipiente de 115 metros de longitud. Cuantos más contrapesos se colgaron, más de estos sacos fueron necesarios para mantener el recipiente en el suelo.